viernes, 31 de julio de 2009

Cuando se fue me perdí en mis sentimientos. La oscuridad se apoderó de mi alma y un vacío nació en mi pecho. Todo lo que me rodeaba, y alguna vez me hizo feliz, perdió sentido. La existencia se volvió algo frío y cruel.

Creí que podría soportarlo, pero todo me recordaba a él. Todas las cosas, los lugares; todo guardaba su esencia, incluso mis escritos... Y eso fue la gota que colmó el vaso.

Sostuve el arma al nivel de mi cabeza, con un dedo a punto de presionar el gatillo. Un poco de presión y todo mi sufrimiento se acabaría. Me extrañarían, pero ese sentimiento pronto sería sofocado. Lo tenía todo planeado. Todo excepto lo que sucedió…

La puerta se abrió de repente. Y ahí estaba él; riendo con mi padre.

_Anne ¿que…?_ comenzó a decir, pero se detuvo en cuanto vio el arma._ no, no por favor. No lo hagas.

Solté el arma y eché a correr. Todo deseo de acabar con mí vida se había esfumado, y la ira reemplazó mi tristeza. Mí padre… ¿cómo podía mi padre estar con la persona que había destruido los pilares de mi vida? ¿Cómo…?

No estaba segura, lo único que sabía era que debía correr; correr como si la vida se me fuera en ello. Sólo así lo olvidaría. Solo así podría volver a respirar sin presiones ni dolor.

No me di cuenta de que era de noche hasta que el frío me atacó, ni de que llovía hasta que sus dulces gotas cayeron por mis mejillas confundiéndose con mis lágrimas. No me di cuenta de que había alguien a mi lado hasta que me habló.

_ Anne_ me susurró dulcemente, mientras nos sentábamos en un banco de la plaza.

Levanté la mirada y me encontré con unos ojos café que me miraban de una manera extraña; como si sintiera mi dolor pero al mismo tiempo lo expulsara de él.

_ Mí querida Anne.

Las lágrimas volvieron a correr por mis mejillas. Así era como me llamaba Gabriel; la única persona a la que una vez amé, y por la única que lloré.

_ Mí dulce Anne. ¿Te sientes perdida? ¿Cómo si Dios te hubiera traído al mundo sólo para sufrir por amor? ¿Sientes que la vida ya no vale la pena, y la muerte es la única forma de despertar de esta pesadilla? Dime Anne ¿te sientes así?

Asentí, sin preocuparme por lo mucho que sabía sobre mí el desconocido.

_ pues entonces acompáñame.

_ ¿Qué?_ pregunté confundida.

_ Si vienes con migo, irás a un lugar en donde los sentimientos no existen; no sentirás dolor ni tristeza, pero tampoco la felicidad, ni la alegría. No llorarás más, pero tampoco reirás.

Estar vacía. Antes me morir, mi madre me había dicho que estar deprimido es malo; es querer llorar y sentir que mueres. Pero que no hay nada peor que el estar vacía. Cuando estás triste al menos sientes, si estás vacía no; es no ser nada ni apreciar nada. Ya no sabes si estás bien, o mal. Es tener cuerpo pero no alma.

Eso era lo que ella creía, pero ella nunca se había enamorado, ella nunca había sido engañada, ella nunca había sido traicionada.

_ bien_ murmuré con una voz que no era mía_ iré con tigo.

Y esas fueron mis últimas palabras, antes de ahogarme en la más profunda oscuridad. Me encontré cayendo en un vacío, sin preocuparme la caída.

Ya no sentía dolor, pero tampoco alivio; me había convertido en un ser sin vida.

_ ¿qué me has hecho?_ pregunté al aire.

_ Nada, tú decidiste acompañarme_ contestó una voz.

_no te entiendo.

Tan pronto como pronuncié esas palabras el paisaje cambió y me encontré en un parque al la luz del día.

_ Cuando un humano acepta, lo traigo aquí_ hizo un gesto abarcando toda la plaza_ para explicarle…

_ Un momento_ le detuve_ ¿humano? ¿A qué te refieres? ¿Tú no eres humano?

_No_ suspiró_ ahora si me dejaras terminar…

_ Lo siento.

_ No soy un humano, eso es cierto. Soy… algo más_ se detuvo y me miró por un segundo que se me hizo eterno.

_ Mi nombre es Marco, y nací el 15 de mayo de 1892. Tenía 20 años cuando me convirtieron, y tendré 20 años por toda la eternidad.

_ ¿Qué eres?_ pregunté, hundiéndome en un mar color café.

_ Soy… un vampiro_ suspiró por fin.

Solté una carcajada tan fuerte, que pareció sorprenderle. Pero rápidamente volvió a su semblante frío.

_ No me crees_ susurró.

Negué con la cabeza.

_ Bien_ se acercó lentamente a mí.

_ ¿Q- que haces?_ tartamudeé. Podía sentir su aliento en mi cuello cuando volvió a hablar.

_ te demostraré que si soy real_ y me mordió.

Solté un grito, que rápidamente se apagó, cuando sentí sus dientes perforar mi piel.

Un impulso de adrenalina recorrió todo mi cuerpo, como una descarga eléctrica.

Las horas se convirtieron en días, los días en semanas y aquellas en meses. Hasta que un día, mientras recordaba mi transformación, él murió. Ese ser que me había transformado, abriéndome una nueva puerta en, lo que yo creía, un callejón sin salida, se marchó.

Marco una vez me dijo que cuando su sucesora estuviera lista él se marcharía, pues su trabajo ya estaba hecho. Pero nunca me dijo que yo sería su estudiante, ni lo cerca que estaba ese día.

Lo único que me quedaba era seguir con el legado.

Me senté sobre la arena, esperándolo. Sabía que vendría. Sabía que sería me estudiante. Y sabía como terminaría.

Un chico de cabello dorado, y ojos verdes pasó junto a mi. Yo me levanté y lo seguí.

_ hola_ le dije con una cálido sonrisa cunado me encontré a su lado.

_ hola_ me saludó sorprendido.

_ ven conmigo_ le tendí una mano que él aceptó con seguridad.

Una pequeña descarga se originó con nuestro tacto, recorriendo mi cuerpo. Yo no fui la única que la sintió, porque vi su rostro, y una sonrisa se formaba en él.

Tal vez esta vez sería diferente… tal vez le daríamos una segunda oportunidad al amor.



Aquí volví, pero esta vez con una historia corta y que se termina aquí. Como hoy no estaba muy inspirada para "cuando los sueños se vuelven realidad" y quería publicar algo les dejo este cuento que espero les guste.

1 comentario:

  1. Muy bueno, me gusto mucho. Pero, por favor sigue con tu historia. Me tienes ansiosa por ver como continua

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