domingo, 7 de junio de 2009

Cuando los sueños se vuelven realidad 4

Salí corriendo de mi casa, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria, no podía postergar más tiempo el momento. Ahora sólo quería pensar.
Corrí sin detenerme por el prado que llevaba al cementerio. La larga hierba rozaba mi vestido, levantando la mojada tela. Y una de las dulces lluvias tan características de la zona, acarició mi piel.
Comencé a bajar la velocidad, convirtiéndola en un tranquilo caminar, cuando vi los primeros ángeles que escoltaban la entrada del cementerio.
Siempre sentí que esos dos ángeles (uno rezando al cielo, y el otro con las manos abiertas, y sobre ellas un libro) eran los anfitriones que me daban la bienvenida al cementerio.
Caminé lentamente, pasando entre las lápidas y los monumentos que homenajeaban una muerte; otra de tantas. Pero me detuve en una en especial; era simple y negra, con una inscripción para recordar el nombre de la mujer, que había sido buena madre, y un simple epitafio: “hermana de los ángeles, ella volvió a su hogar”.
La tristeza y el dolor hicieron presencia, y cuando me di cuenta estaba llorando.
No sé cuanto tiempo pasó, ni en que momento unos brazos se apoyaron en mis hombros y bajaron hacia mi cintura. Solo me di cuenta de que no me encontraba sola cuando sentí su frío aliento en mi oído.
_ No llores mi pequeña.
Sus palabras me hicieron romper en violentos sollozos, y me di vuelta presionando mi cabeza contra su pecho. Él me abrazó.
Ya no me importaba quién era, ni cómo me conocía. Sólo sabía que le necesitaba.

Esto ya se esá volviendo un hábito, pero lamento no haber podido actualizar antes, y gracias por sus comentarios!.
Les prometo que en el próximo capítulo la historia se va a entender mejor.
Espero que les guste!